¿Cómo elijo una boquilla para saxofon?

Aquellos que entiendan de música, sabrán que muchas veces la diferencia entre lo que es de calidad y lo que no lo es, se basa en matices. Hoy vamos a hablar de boquillas de saxofón, un elemento que ocupa una mínima parte de un instrumento tan grande, pero que si se elige bien, puede ser clave para distinguir a un buen saxofonista de uno malo. Por eso, en este post te damos las claves para elegir bien una boquilla de saxofón. 

Partes de la boquilla

Para empezar, para realizar una buena elección en lo que a boquillas se refiere, es esencial conocer las partes que la componen. De esta manera, en conjunto con el estilo que queremos tocar y nuestro nivel, tomaremos la decisión correcta. Empezamos desde la punta, que es el inicio de la boquilla, y continuamos con la apertura, que encontramos justo después, en la parte de atrás de la misma. De esta última depende que el sonido del saxo sea más o menos brillante, algo esencial para elegir. Los raíles, tanto de punta como laterales, tienen la función de absorber las ondas que provienen  de la caña y de esta manera evitan que la boquilla se ahogue. En la parte inferior, en el interior encontramos el reed, encargado de la vibración, la tabla o table, en el exterior, donde descansa la caña y finalmente la cámara, que amplifica las vibraciones y transmite las ondulaciones al resto del saxo, por el tubo. 

Tipos de boquilla

Una vez claras las partes más generales de la boquilla de saxofón, es momento de ver los tipos que existen en función de las características de las mismas. Como hemos repasado anteriormente, la apertura tiene mucho que decir en el tipo de boquilla que tengamos, ya que es el punto intermedio de esta compleja pieza, y se encarga de gran parte de la emisión del sonido, así como del brillo del mismo. Básicamente, una apertura amplia hace posible que la caña lleve a cabo una vibración mayor, pero a su mismo tiempo requiere un flujo de aire también más grande y por tanto un mayor esfuerzo y capacidad por parte del músico. 

La cámara o chamber en inglés, también tiene mucho que decir a la hora de elegir una boquilla. Podemos encontrar cámaras más cóncavas, en boquillas más cerradas, que ofrecen un sonido suave y que tienen mucho menos desgarro. La otra cara, la ponen las cámaras más pequeñas, que conforman lo que se conoce como boquillas abiertas y que al final producen un sonido más directo. El músico gracias a estas boquillas, en su mayoría fabricadas con metal, no necesita realizar un esfuerzo tan grande con el otro ejemplo dado, esto se debe a que el techo está más bajo y se da un sonido más claro, con un flujo de aire más rápido. 

Elegir boquilla según estilo

Como estamos pudiendo comprobar, el mundo de las boquillas es todo lo amplio que quizá no es, por tamaño, este elemento. Tampoco podemos decir que hay una teoría fija para escoger una boquilla, pero sí que hay otro factor a tener en cuenta y es el género musical que toquemos. Hay varios géneros que se apoyan en el saxo, desde la música clásica, hasta el Jazz, liderando las primeras líneas, pero también  hablamos del pop, el rock, el funk, boleros, salsa e incluso música electrónica en distintas vertientes. Por este motivo, hay que tener claro qué estilo se quiere llevar a cabo y en función del sonido que se quiera reproducir, elegir boquilla.

Un buen método, es informarse de qué tipo de boquilla utilizan músicos profesionales y referentes en el género en el que se quiera especializarse. Para terminar, hay marcas que se especializan también en determinados estilos. Por ejemplo, la marca Meyer, con boquillas como la Meyer BA 2 M6M, es perfecta para tocar Jazz, incluso para principiantes. Para este género, encontramos más boquillas específicos, OTTO Link Tone Edge, Vandoren V16 o Berg Larssen Bronze. Para música clásica, el otro género más habitual para el saxo, encontramos la famosa Selmer S80, buena para este estilo, pero también es la boquilla idónea para comenzar. Para los géneros clásicos también encontramos, marca Vandoreno, Selmer Concept o Yamaha C4. 

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