Claves para convertirte en compositor

Muchas veces la composición musical se nos presenta como algo misterioso, que tiene más que ver con las musas que con el esfuerzo. Sin embargo, para que este componente mágico aparezca, debemos tener claros una serie de conceptos. En el artículo de hoy veremos cuáles son para ayudarte a dar tus primeros pasos como compositor. 

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Forma y tono

La forma es la estructura más elemental sobre la que montaremos nuestra canción, por lo que antes de nada debemos plantearnos cuál va a ser. Suele regirse por un diálogo de preguntas y respuestas, de manera que a la pregunta le solemos llamar A y a la respuesta B.

Muchas canciones populares presentan formas sencillas, como AABA o ABAB, pero también es posible explorar partes de desarrollo más complejas a las que podemos llamar C. Con esto y el tono de la canción, podemos empezar a trabajar el resto de elementos.

Motivo melódico

La melodía es el motivo musical que por su protagonismo se convierte en el elemento central de la obra. Para encontrar melodías pegadizas, lo más recomendable es no complicarse la vida más de lo debido. Buscar la elegancia en lo simple es uno de los secretos de los grandes compositores.

Una de las formas más prácticas de buscar melodías exóticas es utilizar escalas modales, como la dórica o la frigia.

Ritmo

El ritmo es otro elemento de suma importancia, ya que impregna toda la obra. Lo más práctico suele ser partir de figuras rítmicas cercanas entre ellas, como negras y corcheas. Si en lugar de eso, utilizamos figuras más alejadas como blancas y semicorcheas, nos arriesgamos a que la obra pierda coherencia.

Un truco para conseguir ritmos originales es utilizar los desplazamientos rítmicos. Esto nos permite “saltarnos” las líneas entre compases para generar ritmos alternativos sin recurrir a nuevas figuras rítmicas.

Variación

Para conseguir que la obra progrese, una técnica que suele funcionar es aplicar variaciones a la melodía protagonista. Este es el momento donde la imaginación juega un papel más importante, ya que podemos desplegar todos nuestros recursos para exprimir al máximo las posibilidades del motivo.

Conclusiones

Una vez tengamos la obra, con todos estos conceptos claros, podemos jugar con muchos otros elementos, como son la orquestación o el sonido, que nos permitirán darle más personalidad .

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